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Mi viaje en el mundo de la vida sostenible

  • Foto del escritor: Silvia Ontaneda
    Silvia Ontaneda
  • 2 sept
  • 1 Min. de lectura

El comienzo: Plantando la semilla


En el 2019, después de tres años de trabajar como consultora en proyectos de desarrollo comunitario con gobiernos rurales en Ecuador, México, El Salvador y Guatemala, tomé una decisión clave: dedicarme por completo a mi verdadera pasión—proveer oportunidades de negocio a través del empoderamiento y la organización comunitaria.


Mi visión era clara: ayudar a pequeños emprendedores a organizarse, producir a escala, y abrirles el camino hacia la exportación.


Mi primer grupo de trabajo fue con pescadores artesanales en la provincia de Manabí, Ecuador. No contaban con sistemas de refrigeración comunitaria y, sin ellos, todo esfuerzo por ser autosustentables fracasaba. Al mismo tiempo, los barcos chinos se acercaban cada vez más a nuestras costas, imponiendo precios injustos y condiciones de pago abusivas. Esta situación perpetuaba la pobreza en pueblos enteros de pescadores.


Y lo más doloroso era ver que esta misma realidad se repetía en casi todas las cadenas de producción de alimentos perecibles: mariscos, frutas, vegetales.


Reflexion: Fue ahí cuando comprendí que la falta de acceso directo a mercados sostenibles y justos no era un problema de producción—era un problema de conexión.

 
 
 

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